Sendera
«Desperezábase la inmensa vega bajo el resplandor azulado del amanecer, ancha faja de luz que asomaba por la parte del mar» – Vicente Blasco Ibáñez.
«Desperezábase la inmensa vega bajo el resplandor azulado del amanecer, ancha faja de luz que asomaba por la parte del mar» – Vicente Blasco Ibáñez.
Relata el escritor Guarner en sus memorias
una anécdota sobre un periodista y su concepción de Valencia. En los medios, nombraban la ciudad como la “Atenas del Mediterráneo”. Él transformaba la cita irónicamente como «Valencia, apenas del Mediterráneo”. Este comentario es fiel reflejo de uno de los tópicos más antiguos y arraigados que se atribuyen a la ciudad: el de vivir de espaldas al mar.
Antaño, la antigua ciudad del Turia contaba con dos núcleos centrales.
El primero, se situaba en nuestra actual zona centro; el segundo, sin embargo, se situaba frente al mar, en la zona del Cabañal. Ambos núcleos no vivían de espaldas uno al otro- tal y como se concibe, hoy en día, erróneamente- sino que estaban conectados por un largo camino lindado por huertos y casas señoriales. En este camino, actual Avenida del Puerto, es donde se ubica nuestro proyecto Sendera.
Sendera toma su nombre de la familia burguesa Senet, terratenientes valencianos propietarios de las huertas del sendero que unía las “dos valencias”. Es una de las pocas viviendas reminiscentes de lo que fueron los antiguos edificios que abrazaban el paso desde el centro de la ciudad, hasta el mar.
Sendera preserva toda la riqueza arquitectónica que alberga la vivienda.
Se han rehabilitado y conservado los espacios internos y todos los elementos originales, como los techos altos, las molduras propias de la época y el pavimento original, acompañándolos con elementos sencillos de color que resaltan los propios de las baldosas.
En las piezas de mosaico hidráulico pintadas a mano una a una,
se refleja el espíritu de la ciudad, entre flores coloridas y tonos claros y azules, que muestran la luz de Valencia. El proceso de fabricación artesanal de estas baldosas consiste en la colocación de una retícula cuadrada que el artesano va rellenando cuadradito a cuadradito con un dibujo diferente en cada pieza. Se compone así un puzle completo, que al unirse desvela el dibujo final.